Bienvenid@ a Apoptosis

Apoptosis nació hace unos años como un libro inspirado en el género 'Z'. Así, desde hace poco tiepmo, decidí ir posteando poco a poco el libro con la simple y única idea de entretener a cualquiera que pase por aquí e intentar dar una buena impresión. Comentarios, opiniones e incluso cambios de ciertas partes del argumento son cosillas que gustosamente acogería para la mejora del sitio.
¡Espero que os guste!




martes, 26 de abril de 2011

(XXXV) Mr. Carl

Mr. Carl

Lo siguiente que oí fue el sonido producido una pistola acompañado de un desagradable crujido craneal. Joder… como cuando pisas una cucaracha, pero a lo grande. Fue como un haz de luz que atravesó en línea recta las sienes del muerto. O no muerto… bueno, en pocas palabras y siendo el mayor de mis alivios, esa cosa cayó como un saco sobre mi pecho, haciendo que exhalara aire por la boca de tanto peso que se me vino encima. La sangre casi seca, junto con un jugo viscoso grisáceo caía por los dos orificios recién trabajados y se deslizaba por la piel en estado de putrefacción. Pero estaba demasiado acojonado como para asquearme por lo que tenía encima. Dios… estaba vivo… no me lo podía creer.
Giré la cabeza en dirección a la procedencia del disparo. Me vi a Carl de pie, a escasos metros de mí, respirando sonoramente por la boca. Expulsando continuamente vaho, con el arma todavía humeante y apuntando. Estaba como en éxtasis. Bajó la PT 90 lentamente y se acercó a mí. Me ayudó a retirar el cadáver y me extendió su brazo bueno para levantarme. La rabia y la impotencia se apoderaron de mí. Lancé una patada contra el cuerpo de aquel soldado y estuve repitiendo el movimiento un buen tiempo. Entonces Carl, guardando el arma, me detuvo e intentó tranquilizarme.
-Ya está, tío, ya está…
Las lágrimas recorrían mis mejillas como torrentes. Abracé a mi amigo y desahogué la angustia que tenía.
-Siento haberte traído aquí, Jimmy. Lo siento…
-No – me secaba – No lo sientas. He sido yo el egoísta. Me preocupaba sólo por mí y no por lo que pudiera pasar.
-Sí, pero…
-Vamos al avión – interrumpí – Tenemos que coger más armas. Limpiaremos el laboratorio y nos iremos a la mierda de aquí.
-Sabes que estoy contigo, hermano – apoyó su mano en mi hombro con una leve sonrisa.
Al tiempo que volvíamos nos encontramos con Joe armado hasta los dientes. Como un jodido loco… Llevaba una AK-47, un rifle de caza colgando en la espalda y un par de cananas cruzadas por el pecho formando una ‘X’. Un auténtico ‘Pancho Villa’.
-He oído disparos y pensé que necesitaríais ayuda…
-¡¿Tienes un fusil de asalto y me has dado una pistola?! – replicó Carl.
-Lo siento, chaval, no creía que sería necesario sacar la artillería.
-Bueno, pues ahora sí. Dame el fusil y una de tus cananas. Nos va a hacer falta. ¡Y vuelve al puñetero avión!
-Bueno, bueno, tampoco te pongas así… ¡Santo Dios! – miró al cadáver - ¿qué ha pasado aquí?
-El soldado quería irse sin pagar… ¿tú qué crees?
-¿Es una de esas cosas? – lo señaló.
-Sí – respondí – y no es nada agradable.
Mientras se acercaba a saciar su curiosidad, Carl me dio su arma y el otro cargador ‘de emergencia’ que tenía. Después fue hacia nuestro piloto para que le diese el fusil.
-Es impresionante… ¿cómo ha podido producirse esto?
-No lo sé, viejo… pero no disponemos de mucho tiempo para averiguar algo.
-Apoyó sus manos sobre sus hombros y se dirigió a él serio y firme – Joe, tienes el rifle. Vigila el avión y los alrededores. Si es posible, mantente dentro. Los disparos se habrán oído hasta en el Misisipi y esas cosas deduzco que también. Cuídate, capullo – sonrió entonces dándole un apretón de manos.

2 comentarios:

  1. Jesus tio cuanto tiempo sin pasar por aqui. ¿como te va?. Marcare yo también un "leido" como marisipi, además de decirte que el aire de americanada hollywoodiense lo dominas muy bien XD enhorabuena una vez mas por tu historia. por cierto, hay un concurso de relatos zombie en el blog de los infectados, pasate por el mio que tengo una entrada explicandolo un poquillo si te interesa. Un saludo

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