Bienvenid@ a Apoptosis

Apoptosis nació hace unos años como un libro inspirado en el género 'Z'. Así, desde hace poco tiepmo, decidí ir posteando poco a poco el libro con la simple y única idea de entretener a cualquiera que pase por aquí e intentar dar una buena impresión. Comentarios, opiniones e incluso cambios de ciertas partes del argumento son cosillas que gustosamente acogería para la mejora del sitio.
¡Espero que os guste!




jueves, 26 de mayo de 2011

(XLV) Regreso al pasado (I)

Regreso al pasado (I)

……….


Todo comenzó durante aquella noche… mientras tú dormías, James. ¿Recuerdas? Te dije que fueras a la cama. Bueno… no fui del todo sincero contigo. Verás, sospechábamos que ocurría algo, pero no era buena idea cundir el pánico, de modo que estudiaríamos primero el caso y después evaluaríamos la situación. Pero se nos fue de las manos… Se supone que todo esto es Secreto de Estado, pero a la mierda. Qué importa ya.
Mientras estabas en la habitación, uno de los sujetos comenzó a tener unas décimas de fiebre. No podíamos permitirnos perder a ninguno. Era nuestra misión. Le administramos una vacuna contra la fiebre. Aunque sólo aumentó unas décimas, no quisimos correr riesgo. Acto seguido, extrajimos muestras de su sangre, tanto del primero como del segundo y las analizamos. Y... ¡voilá! En el interior de su organismo había un virus rarísimo, que nunca llegamos a ver. El mismo que había en la muestra de aire que cogimos del exterior. Solo que en el exterior estaba desnaturalizado. Dedujimos que las condiciones de frío hicieron que no pudiera desarrollarse. Quizá, durante los escasos instantes de vida, por decirlo de algún modo, tuvo tiempo de contagiar a algunos sujetos… Minutos más tarde, el segundo sujeto comenzó a también a tener fiebre. Hicimos lo mismo: le administramos una vacuna.
La sorpresa llegó cuando examinamos por segunda vez las muestras.
-Caballeros – se mostró preocupado Balance mientras observaba por el microscopio – creo que les interesará echar un vistazo.
-¿Alguna novedad? – pregunté.
-Leonard, ¿recuerdas que retiramos sangre de los dos cuerpos, uno de ellos con una vacuna contra la fiebre?
-Sí, sí, Norman y Neil se encargaron – afirmé.
-Pues eche un vistazo. Y ustedes también, por favor.
Y la noticia no podía ser peor. Con la ayuda de un monitor dividido en dos partes, se observaban las muestras. Una normal, tal y como la vimos. La otra más oscura, reseca y con presencia de algunos filamentos de moho.
-Amplía eso, Balance – señaló Neil a una zona de la pantalla.
Se podían apreciar células en estado de apoptosis. Glóbulos rojos deshidratados y los blancos con las membranas totalmente reventadas por un exceso de osmosis. Era sobrecogedor.
Dirigimos todas nuestras miradas a las dos personas que trajimos de fuera.
-Entonces – intentó ordenarse las ideas Jordan – estas personas han venido contagiadas por un virus que estaba presente en el exterior… Pero que debido a las condiciones climáticas se ha desnaturalizado y apenas ha dado tiempo a hacer nada… ¿cierto?
-Eso es lo que creemos de momento, Julius – respondió Neil – No estaría de más volver a salir para tomar muestras.
-Yo me ofrezco – añadí.
-Voy contigo – dijo Balance.
-De acuerdo. Mientras, el resto, les sugiero que continúen atentos a cualquier cambio. Volveremos enseguida.
Y estuvimos como diez minutos fuera. De noche y no con excesiva ropa… no era buena idea estar mucho tiempo. El traje protector no era muy aislante de la temperatura.
No obstante, Neil nos llamó con impaciencia. Se trataba de las dos personas que recuperamos. Su estado febril era muy elevado y la primera comenzó a tener una serie de convulsiones poco alentadoras.
-Caballeros – reclamó nuestra atención nuestro médico Norman – tenemos problemas. Algo ha provocado que el virus reaccione. Y creo que ha sido la vacuna contra la fiebre…
-¿Cómo? – preguntamos.
-Quiero decir, saben que a una de las muestras no le fue administrada una vacuna. Bien, pues el virus del que hablamos está como en un estado ‘adormilado’. Mientras que en la otra muestra, ha pasado de estar así a ser totalmente depredador. ‘Mata’ todo lo que encuentra a su paso…
-¿Quiere decir que la reacción ha provocado que despierte?
-No estoy seguro, Fastword… Pero si esto es una guerra bacteriológica, podemos esperar todo.
-Debemos informar cuanto antes – propuso David Carson.
-Está bien – intenté poner calma – se hará. Nos dividiremos en varios grupos. Los biólogos continuarán examinando las muestras. Los médicos atenderán a nuestros convalecientes. El resto, redacten los informes cuanto antes. Démonos prisa.
Estuvimos gran parte de la noche guardando toda la información en los ordenadores: fotografías, tomas, muestras, formularios, estudios… era una carrera contrarreloj. Y todo para… nada. ¡Maldita sea! Si no hubiéramos puesto vacuna alguna ahora…
El caso es que una ventisca de nieve se situó sobre nosotros y nos dejó incomunicados. Nuestra antena de comunicación de seguridad había resultado dañada y nos vimos ‘a oscuras’. Pero los caprichos del destino quisieron que mi querido mecánico apareciera en una avioneta de exploración para zonas radiactivas. De poco serviría, pero su precaución fue buena.
La historia desde ese punto ya la sabes, chico. Todo lo peor ocurrió minutos después de que te marcharas…

No hay comentarios:

Publicar un comentario