Bienvenid@ a Apoptosis

Apoptosis nació hace unos años como un libro inspirado en el género 'Z'. Así, desde hace poco tiepmo, decidí ir posteando poco a poco el libro con la simple y única idea de entretener a cualquiera que pase por aquí e intentar dar una buena impresión. Comentarios, opiniones e incluso cambios de ciertas partes del argumento son cosillas que gustosamente acogería para la mejora del sitio.
¡Espero que os guste!




lunes, 14 de marzo de 2011

(XVIII) 30 de Noviembre. Entrada la noche

30 de Noviembre. Entrada la noche.

Estuvimos viajando aproximadamente el mismo tiempo que empleamos en ir, salvo que nos encontramos con cierto problema al entrar en el territorio de Alaska. Por lo visto estábamos invadiendo terreno bajo el control del ejército de los EE.UU. y nos obligaban a abandonarlo con consecuencia de ser derribados. Pero Joe insistió en seguir adelante, pues aseguraba que nos hablaban desde una base lejana y que aun no habían llegado a donde estábamos nosotros, ni pretendían, probablemente.
Faltaba poco tiempo ya para llegar a Nome y una tormenta de nieve comenzó a azotar la avioneta con violencia. Aunque estaba asustado, no me afectó tanto, pues llevaba una preocupación mayor en mente.
Aproximadamente media hora después de que comenzara la tormenta, Joe comenzó a descender el aparato hasta aterrizarlo como pudo en la carretera. Carl y yo nos pusimos los trajes y salimos corriendo hacia el laboratorio.
-Esto no me gusta… - me decía Carl.
-¿Por qué lo dices?
-Mira eso – señaló al suelo – es sangre. Y por lo visto es reciente, porque la nieve no la ha terminado de cubrir…
-Dios… ¡Profesor! – grité con fuerza - ¿¡Hay alguien por aquí!?
Corrimos hacia el laboratorio y nos encontramos con la puerta totalmente abierta, las boquillas de la sala de desinfección estaban arrojando gas por doquier y parte de la nieve que arrastraba la tormenta había entrado dentro. Las luces parpadeaban, como si estuvieran a punto de fundirse, otras habían reventado…
-Joder, joder, joder – decía en voz alta - ¿qué coño ha pasado aquí?
-¿Coreanos?
-No lo sé… pero esto no tiene buena pinta. ¡Profesor! ¡Profesor, ¿puede oírme?! – grité mientras entrábamos lentamente.
-Tío… - susurró Carl – aquí ha habido juerga… y buena. Hay balazos en las paredes – las señalaba.
-Y sangre… en la pared… y por ahí… ¡Dios! – alcé la voz dándome la vuelta.
-¿Qué pasa tío…? ¡Joder! – imitó.
Una mano entera, separada del brazo y aparentemente arrancada de forma salvaje estaba tendida en el suelo junto a un charco de sangre, ya algo seca. Los tendones rasgados asomaban por su interior, junto con vasos sanguíneos literalmente regando el suelo del laboratorio. El estómago empezó a removérseme brutalmente. Tenía una angustia insoportable. Intentaba evitar mirar, pero no podía.
-Tío, tío, tío… aquí ha entrado alguien – le dije.
-¡¿Ah sí, tú crees?!
-¡Profesor! ¿Puede oírme?
Carl se adelantó y entró en el laboratorio, llamándome de un grito. Corriendo cual gacela, fui hacia donde venía su voz y me paré de golpe al ver al que parecía ser el cadáver del señor Jordan, el amigo del profesor. Me acerqué lentamente para verle la cara y, efectivamente, se trataba de él. Mas no terminé de observarlo del todo cuando, por el susto, tuve que dar un salto hacia atrás al ver que tenía toda la parte del hombro desgarrada, dejando ver los músculos y tendones de su cuerpo. Joder, parecía que un animal le había mordido y tirado de la piel sin abrir la dentadura. Era horrible y asqueroso. Las arcadas me invadieron y acabé vomitando la poca comida que había ingerido.
-Tiene una pistola en la mano – dijo Carl – creo que deberíamos cogerla.
-… sí… Carl, ¿qué es todo esto?
-No lo sé, hermano. Pero tenemos dos opciones. Investigar o irnos… y no creo que quieras irte. Yo iré delante, tengo el arma.
Nos dirigimos al comedor, que tenía las paredes plagadas de balazos con sangre, por lo visto habían atravesado parte del cuerpo pues la sangre estaba estampada. Junto con la oscuridad del comedor y la única iluminación completa que había, la de las habitaciones, caminamos lentos hasta ella. Carl, atento a cualquier posible asalto, caminaba aún delante de mí.
-Shh – me susurró – se oye ruido en la habitación.
Nos asomamos cautelosamente por la puerta y vimos una persona arrodillada, de espaldas a nosotros. Se oía como una respiración un tanto ronca y fuerte y también podíamos percibir un sonido como de masticación… como cuando comen cinco o seis personas a la vez con la boca abierta.
-¿Está comiendo? – me preguntó al otro lado de la puerta con los labios sin emitir sonido.

1 comentario:

  1. jajaja me ha hecho gracia lo de "las 5 o 6 personas comiendo con la boca abierta" y ya sabes por qué
    Ahora sí que está muy interesante :D

    ResponderEliminar