Bienvenid@ a Apoptosis

Apoptosis nació hace unos años como un libro inspirado en el género 'Z'. Así, desde hace poco tiepmo, decidí ir posteando poco a poco el libro con la simple y única idea de entretener a cualquiera que pase por aquí e intentar dar una buena impresión. Comentarios, opiniones e incluso cambios de ciertas partes del argumento son cosillas que gustosamente acogería para la mejora del sitio.
¡Espero que os guste!




sábado, 19 de marzo de 2011

(XX) 1 de Diciembre. Encuentros inesperados.

Hola! disculpad a los que seguís la lectura diariamente. Estos días he estado un poco ocupado y no he podido actualizar antes. Os pido disculpas a todos! Os dejo la continuación. Espero que os guste!

1 de Diciembre. Encuentros inesperados

Con mucha más cautela de la que entramos, recorrimos silenciosamente las instalaciones totalmente desarmados para llegar a la salida. Cada paso que dábamos parecía un martillazo dado en una base metálica. Era increíble el silencio que reinaba. Increíble y escalofriante. A pesar del ataque de ansiedad de Carl, insistía en ir el primero y guardar mi ‘blanquita’ piel. Él mismo sabía que estaba totalmente acojonado. Supuse que no quería transmitírmelo y no hacer que hubiesen dos mentes alborotadas.
Aún no habíamos terminado de cruzar la salida cuando oímos como un sonido coreográfico en la lejanía del laboratorio. Venía del avión. ¿Quién iba a producir eso? Después de lo que habíamos visto, lo último que se nos ocurriría pensar era lo que realmente era. A medida que nos acercamos se iba incrementando. Mi compañero agarró un escombro del suelo cubierto por la reciente nieve y caminó lentamente delante de mí. Estábamos acojonados, pero cuanto más cerca estábamos más nos dábamos cuenta de que aquel sonido coreográfico se trataba de alguna canción. Carl me miró frunciendo los labios y arrojó el escombro con fuerza al suelo. “¡Me cago en su madre!” fueron principalmente sus palabras, que precisamente silenciosas no eran. Afortunadamente, la ventisca impedía que llegase el sonido muy lejos.
-¡Ese jodido loco ha vuelto a poner a Michael Jackson a toda hostia! – se gritaba a sí mismo mientras corría hacia el aparato. – ¡En cuanto lo coja se va a cagar la perra!
Efectivamente, el viejo Joe estaba moviendo la cabeza de un lado a otro rítmicamente y en armonía con cada pulso de la canción. Haciendo, además, como que tocaba una batería. Acojonante. Me llevé la mano a la cara y mirando al suelo empecé a girarla de un lado a otro. Hay que joderse. Mi amigo del alma se quitó una de las botas negras que llevaba y la lanzó contra el cristal, llamando la atención de Joe y haciendo que ‘volviera a la normalidad’. Mientras, Carl hacía unos movimientos de frustración y enfado que vistos desde la cabina parecía que tenía serios y cómicos problemas de espalda. Ese capullo siempre conseguía sacar de mí una sonrisa en el peor de los momentos.
De haber sabido lo que cernía a nuestro alrededor, no habríamos estado parados delante del avión un tiempo: Carl soltando pestes sobre Joe y yo mirando a mi amigo. Cuando iba a decirle que no debíamos perder tiempo, una silueta parecía querer hacerse ver entre la tormenta de nieve. Estaba cerca, pero no podíamos divisarla bien. “¿Profesor?”, gritaba constantemente. Pero la figura no se inmutaba ni se paraba como consecuencia de oír algo. Seguía moviéndose de una forma extraña… Como si fuera arrastrando los pies. Dando tumbos… coño, como cuando pillas una borrachera de la hostia y te tienen que sujetar entre dos (que por cierto, no he experimentado nunca). Pensamos que tal vez estaría herido o extraviado y por culpa de la ventisca no podía vernos, ya que el sol estaba a su espalda. No me dio tiempo a dar un paso cuando noté la mano de Carl en mi hombro deteniéndome.
-¿Y si es como una cosa de esas? – me preguntó.
¿Y qué es una cosa de esas? Joder, es que aún no me podía creer lo que había visto: un tío comiéndose a otro, con la cara rasgada. Tanto que podíamos verle la mandíbula… Tenía heridas mortales que ningún ser humano podría haber ignorado. Todo sin contar que le dejamos en el cuerpo el cargador entero de la M1911. ¡Y aun así caminaba!
Cuando el cuerpo estaba más cerca pudimos ver que efectivamente era una persona… con bata. ¡Igual que aquella cosa!

5 comentarios:

  1. por cierto, si me pasas tu correo te lo mando esta noche ok?. Se me olvidó decirte que el siguiente autor que continue tu relato debes elegirlo tu. Un saludo

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  2. Jesús si aceptas el reto del relato encadenado, estaré encantada de ver que dirección le das
    Un saludo y al pendiente

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  3. pues sin ningún problema! ahora sí me voy a poner nervioso por dar la talla! jeje
    Bueno, se intentará seguir el relato con la misma idea que se creó. Y entretener y pasarlo bien es lo que siempre hay que buscar!

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  4. Jesús. Necesito tu cuenta de correo para poder pasarte el relato. En principio las reglas son fáciles. Tienes que escribir un capítulo entre 5 y 20 lineas teniendo en cuenta que el numero 20 será quien termine la historia. Tu serás el 13 asi que aún estamos en el nudo. Gracias por colaborar. Un saludo

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  5. El correo te lo he enviado a la cuenta de Gmail. De todas formas, te lo pongo aquí: delso88@gmail.com

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