27 de Noviembre. Entradas y salidas. (I)
Al cabo de unos minutos aparecieron mi profesor y el Dr. Norman. Fastword me presentó al doctor, el cual me expresó su disposición ante cualquier necesidad que tuviera, tanto personal como médica. Nos estuvieron explicando la situación. Ese mismo día saldría fuera un grupo de seis personas a investigar la zona y tomar muestras. Yo mismo me ofrecí voluntario inmediatamente, pero mi profesor hizo el gesto con la mano de “espera, espera”.
-James, te prometo que conseguiré que te dejen salir en alguna ronda, pero debes entender que vienes como mi ayudante de investigación, lo que te limita a estar dentro de la zona segura. O séase: en este complejo. Tu labor consistirá en ayudar a Paula a analizar las muestras que traigamos en el laboratorio.
-Lo entiendo profesor, no se preocupe. Estoy satisfecho sólo de haber venido. Pero, con todos mis respetos, no soy biólogo… estudio física.
-Vamos, James. Tú mismo me dijiste a mí al conocerme que “el saber no ocupa lugar”. No te preocupes, todo a su tiempo. De momento quiero que ayudes a Paula.
-Sí, profesor, sólo era una aclaración. De verdad que no tengo ningún problema.
-Lo sé, hijo. Y ahora, te necesito para una cosa. Primero, toma esto. Es un transmisor de radio. Quiero que vayas apuntando las cosas importantes que vaya diciendo durante mi estancia fuera.
-Está bien – dije.
-Paula – dijo Norman – necesito que tú estés al cargo de las puertas: apertura, desintoxicación del aire…
-Sabe que puede contar conmigo, señor Norman – aclaró alegremente.
-Bien, entonces, nos mantenemos en contacto – añadió Fastword. Cuida de Paula, James – sonreía guiñándome el ojo.
Yo me enrojecí de cabeza a pies. Los poros se dilataron y comenzaron a expulsar sudor a chorros. Mientras, ambos se retiraban junto al resto del grupo que iba a salir fuera. Paula se despidió con un simpático “hasta ahora”, a lo que yo respondí “ahora, sí. Bueno, ahora de ahora mismo no, de ahora más tarde…”. Dio media vuelta dando una pequeña carcajada y se alejó. Entendiendo que las conversaciones con las mujeres no eran mi estilo, cogí el transmisor que me dejó el profesor, un cuaderno de notas, un bolígrafo y esperé sentado en el mismo comedor a que saliera el grupo pertinente.
No he comentado por quién estaba formado el laboratorio de investigación:
Los físicos nucleares Leonard Fastword, John Stepanac y Alex Oxford.
Los biólogos Julius Jordan y Michael Balance.
Los médicos Norman Avril y Neil Foreman.
Los meteorólogos Jessica Simons y David Carson.
Los ayudantes de investigación… qué narices… los becarios Paula y yo.
Y un resto que no he tenido el gusto de conocer por circunstancias que relataré más adelante.
Estuve un buen rato haciendo malabares con el boli, pintando garabatos con forma de seta nuclear, doblando papeles… hasta que el grupo salió fuera. El transmisor comenzó a emitir ruido, como el de una radio mal sintonizada. Entonces, en el momento de ir a mover el dial, la voz de mi profesor salió del altavoz con ruido de fondo, como digo, de una señal regular.
-¿James? ¿ja….s? – sonaba entrecortándose – Jam…s, ¿me escu…as?
-Le escucho, profesor, pero se le oye muy mal.
-Tran…ilo, la posición no favo…ece una buena s…ñal. – decía hablando fuerte.
-Profesor, ¿y si probamos a cambiar de canal? – propuse.
-Est… bien. Sugi…ro el ochenta y c…. punto dos.
-Profesor, no le he entendido, ¿podría repetirlo? – decía hablando fuerte y por tramos.
-Och…nta y cuat…o pun…o dos.
Creo que te encontré una errata en la primera frase..en vez de "Al cado" sería "Al cabo" no? ;)
ResponderEliminarCierto. En el cole tanía más fallos. Creo que me he superado, fuck yeah! jajaja
ResponderEliminarCorregido. Gracias, Ricardo!