Bienvenid@ a Apoptosis

Apoptosis nació hace unos años como un libro inspirado en el género 'Z'. Así, desde hace poco tiepmo, decidí ir posteando poco a poco el libro con la simple y única idea de entretener a cualquiera que pase por aquí e intentar dar una buena impresión. Comentarios, opiniones e incluso cambios de ciertas partes del argumento son cosillas que gustosamente acogería para la mejora del sitio.
¡Espero que os guste!




jueves, 3 de marzo de 2011

(II) Los rumores

“Los rumores de que Corea del Norte ha lanzado una bomba biológica en territorio japonés se han confirmado definitivamente por sus satélites espías. Mientras el gobierno afirma que ha sido un error fatal de cálculo, fuentes nacionales de Rusia confirman que Corea ha aumentado en número la fabricación en masa de armas de destrucción masiva desde el último lanzamiento, afirmando que las usará para sus posibles “ataques”. EEUU, por su parte, ha sugerido a Corea, mediante un mensaje directo del presidente, que cese de inmediato sus experimentos, ya que se ha invadido territorio internacional con ataques, y podría desencadenarse una…”
-Estos coreanos… ¡nos van a dar un susto, ya lo verás!
-¡George! No seas tan descarado y no tires el mando a la mesa con esa brutalidad.
-No lo puedo evitar, Amy, no soporto que tengamos que ser tan “diplomáticos”. Si un país amenaza con bombas, déjate de “sugerencias” y párale los pies, no me vengas con diplomacia…
Papá y mamá. Se querían mucho, pero mi madre siempre le sacaba de quicio. Mi padre creía que EEUU era una potencia superior, capaz de cerrar el pico con bombas nucleares; pero mi madre siempre le ponía los pies en el suelo.
-Eh, James, ¿ya has vuelto de la escuela? ¿Qué tal, hijo?
-No es la escuela, papá, es la Universidad. Y bien, hoy hemos estado hablando sobre un tema que te interesaría escuchar: la guerra nuclear.
-¡Eso! Eso es lo que se tendría que dar en los colegios desde pequeños, aprender que somos la potencia mundial, que podemos aplastar a cualquiera... sólo nos bastamos nosotros.
-Joder, papá, esto no trata de ver quién la tiene más grande. Es un tema serio, pero no creo que lo pudiera discutir contigo.
-Hijo, no soy un experto en física como tú, pero por muy loco que parezca que esté y por mucho que pienses que no es la solución… a lo primero que recurre aquella gente es a eso. ¡Pues antes de que desaten algo, acabamos con ellos!
-Dios mío, papá, no empieces. Ya estás generalizando como siempre. Además, antes de recurrir a tal extremo, siempre se usarían otro tipo de ataques. Incluso antes, la vía diplomática…
-Otro con la diplomacia, ¿¡crees que los terroristas quieren hablar contigo!? ¿Crees que les interesa tu diplomacia? ¡No! Sólo piensan en matar, destruir… esa es su recompensa.
-O sea, para ti lo mejor es hacer como el 11-S. Mandar al ejército, ¿verdad?
-Para mí lo mejor es tomar medidas eficientes y que demuestren que esa pandilla de asesinos no volverán a cabalgar. Tal vez con lo de las bombas nucleares me haya pasado, hijo, lo siento. No pensaba, sabes que no soy así, y en seguida me altero.
-Lo sé, papá – le dije sonriendo - voy a dormir un rato, luego si quieres lo discutimos.
-Como quieras, James. Bah, no me hagas caso, hijo. Tu padre ya es mayor, deja que desfogue su locura.
-Sí papá – dije mientras continuaba riendo – no te preocupes, que te desfogas muy bien.
Mamá me dio un beso en la frente y me invitó a cenar algo, pero dije directamente de ir a la cama. Estaba realmente cansado. Habíamos realizado unos experimentos por ordenador y tenía la vista tan cansada que veía borroso. Pero no había conciliado aún el sueño cuando mi padre apareció en mi habitación de un portazo enorme. “¡James, Dios mío, tienes que ver esto, por tu madre, ven!” Ya me había temido lo peor: a mamá le había pasado algo, no sé. Pero cuando vi al bajar las escaleras a mi madre frente a la tele con un rostro pálido, tanto como la leche… “¿qué ha pasado, papá?” Le preguntaba desde que bajábamos. No me hacía caso, directamente.
-Mira eso.
-Un bosque en llamas… sí, es raro en estas fechas, pero, ¿esto era?
-¡James, por Dios, mira el titular! – me gritaba.
Ya con algo de preocupación al ver los ojos lagrimosos de mi padre, leí el titular de la pantalla… “Exclusiva: Alaska es derribada por una explosión nuclear”. Los ojos como platos, el corazón se subió al doble sus latidos, la carne de gallina y una sensación de frío invadió mi cuerpo.

“Las fuentes de Inteligencia de nuestro país, en colaboración con los europeos, han determinado y confirmado que Corea del Norte ha declarado abiertamente la guerra a EEUU con el lanzamiento de una bomba de destrucción masiva en Alaska, aprovechando la corriente en chorro del Polo Norte…”

-¿Qué… qué significa esto? – pregunté retóricamente al aire.
-¿Qué va a significar, hijo? Estamos en guerra.
Sonó el teléfono poco después, que cogió mamá, que a su vez me pasó a mí. Era de la Universidad. Órganos del gobierno habían citado a los estudiantes físicos y catedráticos de nuestra universidad acudir allí en el menor tiempo posible.

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